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La edad no protege del amor. Pero el amor protege de la edad.
_Jeanne Moreau
_El cine, maravilloso medio de la Poesía de la Vida, lleva desde sus inicios tropezando con prohibiciones y tijeras de las censuras sobre todo cuando se aborda la sexualidad humana. El primer beso filmado ya provocó iras ridículas y escandalosas en 1896, pero aún hoy es patético que haya antes un escándalo cuando se manifiesta una proximidad carnal, o una manifestación sexual que ante la vergonzosa realidad del mundo, poblada de injusticias, desigualdades económicas y sociales cada día más aberrantes, en fin, la cada vez más acusada deshumanización del mundo, por no hablar de los atentados medioambientales que son el pan embarrado de cada día. A la hora de la comida, sin ir más lejos, podemos dejarnos los ojos y el alma viendo una colección de matanzas, muertes, accidentes, agresiones y demás realidades violentas, tristes y deprimentes, cuando no degradantes, del mundo, pero bastaría con que se colara una imagen sexual para que hubiera un escándalo. Curioso, muy curioso que haya un rasero para lo violento, lo que tenga que ver con la muerte y el dolor, y otro rasero para lo amable, sensual, tierno, romántico y sexual, pues lo violento se mira sin las gafas puestas y lo sexual se mira con microscopio electrónico.
_El cine, como manifestación popular y cultural, por ejemplo, normalmente destina las manifestaciones sexuales al cine de género sexual, lo que se suele llamar pornografía, mientras que en el cine convencional al llegar el glorioso momento en que la ropa cae al suelo se pasa al fundido en negro, como si el sexo hubiera que mantenerlo escondido, como lo que todo el mundo desea pero no se habla, como lo que todo el mundo hace pero no cuenta...
_Las iras de minorías que de sexo en teoría deben saber muy poco al haberse encadenado al celibato, sin embargo son siempre encendidas ante las manifestaciones sexuales, pero debe ser que no han recordado que deben al sexo su propio nacimiento, aunque el sexo además de una puerta a la procreación ("Las alegrías fecundan", dijo Blake) es también una puerta a la trascendencia, a lo sagrado, a lo divino, que es glorioso y placentero. Y digo esto desde la parte más espiritual de mi alma, con todo el respeto posible.
_El sexo sin embargo queda en el cine sugerido o relegado casi siempre al guetto porno, por cierto de una prolífica producción que desde luego es muy significativa, y esto me parece que revela que el cine aún está tratando mayoritariamente el sexo como algo aparte de la vida o conflictivo, o como si fuera malo o algo así. Mientras en una película corriente el sexo no quede integrado naturalmente en el argumento, el cine no está retratando fielmente la vida. Las películas pornográficas, a pesar de su tono documental en realidad ¿no suelen ser las más imaginativas y menos verosímiles de todas?
_El sexo en el cine tiene que ser una extensión de la vitalidad humana, es triste que el sexo se vea relegado a un género tan denostado (pero con algunos films de interés) como el porno. La cuestión es que una película basada únicamente en el sexo puede ser interesante pero siempre será limitada dado que las motivaciones humanas son bastantes más. Yo con lo que sueño de alguna manera es con una película que aborde el sexo no como reclamo mercantilista (el sexo vende mucho y es lo que más fácilmente vende) sino de manera natural como la lógica continuación de una pasión romántica.
_En realidad pienso si hemos visto alguna vez una verdadera película romántica. Dos personas se besan, se acarician, quizá se ve alguna parte medio desnuda, y cuando esa pasión va a desbordarse, cuando van a deshacerse de toda la ropa, de las represiones sociales, cuando al fin van a aflorar toda la vitalidad y a florecer por completo... el timorato fundido en negro. Como si el sexo hubiera que esconderlo detrás de unas cortinas. No creo que una película romántica de verdad deba usar las enfatizaciones del porno, insertos, zooms, o montajes y músicas añadidas, pero creo que una verdadera película romántica llegaría a mostrar la intimidad sexual entre los enamorados, esa ternura, la complicidad, el cariño, los mimos, las caricias y los éxtasis, y sólo cuando se apagaran las luces, serenamente llegaría el fundido en negro. Y toda esa intimidad tan reveladora y romántica se mostraría en tiempo real, sin trucos de montaje, sin más música que los susurros, ronroneos y demás melodías de la entrega sexual (además mucho más estimulantes y reales), y con un movimiento nulo de cámara y objetivo, en un sereno plano fijo como quien observa sentado en una montaña la belleza del anochecer.
_Sencillamente no he visto una película así, y de alguna manera lo más parecido que vi fue una película de género sexual en la que se había hecho un esfuerzo notable por destacar la sensualidad, cierta profundidad psicológica y los sentimientos en las relaciones que se establecían, que como es natural conducían al sexo explícito pero la película desprendía un halo romántico perdurable. Por desgracia no recuerdo el título, pero aún sueño con encontrarla otra vez, y con ver una película romántica de verdad, pues de consistir el amor y el romanticismo en fundidos en negro, el romanticismo y el amor habrían muerto.
_Cineastas, sean valientes y tomen el camino natural, aunque el camino natural sea el más boicoteado de todos. Hagan películas en las que el sexo se muestre naturalmente, no solamente películas románticas almibaradas en las que el sexo siempre es sugerido o imaginado (y en la cama los amantes se tapan ridículamente) o solamente películas en las que el único sentido de la trama es la satisfacción sexual, cosa que está muy bien pero no lo es todo en la vida.
_Cineastas, la humanidad se lo agradecerá, porque seguimos dejando lo sexual en un rincón, relegado o proscrito, y de una vez por todas el sexo tiene que integrarse completamente en la vida humana, como una de sus manifestaciones más necesarias e importantes, pero no la única como enfatiza el cine sexual, y esta integración natural del cine en la vida yo siento que el cine aún no la ha emprendido, o no lo suficiente.
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