Cine natural, cine sexual y cine que explota el filón sexual
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_Hay un tipo de cine, el que se considera convencional, en el que se puede hablar de sexo, sugerir el sexo, incluso ver algún prolegómeno sexual, o intuirlo pero más allá de algún que otro desnudo, en realidad el sexo natural está velado y vedado, omitido. Se puede incluso considerar cine en cierto modo anti-sexual, pues puede mostrar afecto, romanticismo, o cosas más violentas y nocivas pero jamás muestra la intimidad sexual. Sigue teniendo una frontera, una puerta, un límite que no traspasa, con lo que resulta poco humano al ser la sexualidad una manifestación humana fundamental. No abogo por una proliferación de escenas de sexo explícito en las películas convencionales sino porque en las películas convencionales pueda aparecer con total naturalidad, sin intención de efectista provocación, el desarrollo sexual, sobre todo en un contexto romántico. Creo que sobre todo las películas románticas adolecen de un tratamiento natural del importante componente erótico y sexual del amor, que quizá sólo “El imperio de los sentidos” abordó aunque en un caso realmente extremo. Yo me refiero a una película en la que se muestre la relación duradera de una pareja y exista una escena en la que se vea cómo se entregan y expresan sexualmente como pareja, cosa que es de lo más natural y bastante revelador de la naturaleza de una relación.
_Hay otro tipo de cine, denostado y menospreciado con gran ignorancia al respecto dicho sea de paso, llamado pornográfico o también cine sexual (denominación que es más exacta y más justa). El cine sexual es lo contrario en realidad del cine que veda y veta la manifestación sexual. El cine sexual gira completamente alrededor del sexo, con lo cual los componentes psicológicos de los personajes y la posibilidad de abordar relaciones duraderas, profundas, asuntos muy complejos, por lo general quedan descartados, aunque hay notables excepciones de cine sexual no sólo cinematográficamente interesante e incluso artístico sino también humanamente enriquecedor. Pero al cine sexual no se le debe pedir que cumpla la misión que el cine convencional parece ignorar. Puede realizarla en parte, pero sólo en parte por tratarse de un género cinematográfico que debe basarse en la expresión sexual explícita. El cine sexual digno aborda con naturalidad las relaciones sexuales, pero las relaciones amorosas, las complejidades psicológicas... una película que abordara por igual todos estos matices humanos sería una gran película pero no de un género específico, sería cine natural y humano.
_Hay otro tipo de cine que se está produciendo últimamente en el que poco más que se incluyen escenas de cine sexual en un contexto superficial, o pretencioso, o incluso con afán taquillero sin más. Cine que recurre al sexo como reclamo, que teje coartadas astutas, lo que se llama excusas argumentales para colocar cuatro escenas de contenido sexual que no aportan nada en realidad sino la posibilidad de ver sexo en un cine sin que sea una película porno. Es un poco un cine más bien efectista, entre pretencioso e hipócrita, alejado de la naturalidad y profundidad que se debe pedir a una película con ambiciones artísticas o incluso ansias de notoriedad. A veces el reclamo sexual, a pesar de lo intragable del film en cuestión ha dado resultados de taquilla considerables, lo que es alarmante. Pero es fácil de entender, una película que se venda de transgresora, de liberal en materia sexual pero argumente que no es mero cine sexual sino que se va a ver una película el no va más, la avanzadilla... atrae la curiosidad de mucha gente y satisface la pulsión sexual reprimida de bastante gente que no iría a ver una película porno pero quiere ver porno. Por eso se trata de cine astuto, se queda superficialmente entre un cine y otro con intenciones mercantilistas y de notoriedad. Es fácil hacerse famoso abordando cuestiones sexuales, realmente es lo más sencillo porque el sexo y la violencia son recursos muy efectistas, es apelar a motivaciones y pulsiones muy profundas y a flor de piel en la humanidad, pero este tipo de películas son nocivas porque son engañosas y denigrantes. Tiene un componente hipócrita, pretencioso y manipulador tan grande que hacen mil veces preferible el cine sexual corriente en el que no se pretenden coartadas intelectuales, trascendentes, artísticas ni demás engaños. Sexo y punto, en vez de hacer como que se ofrece cierta profundidad o incluso arte cuando sólo se da carnaza servida con premeditación, alevosía y en ocasiones ni siquiera nocturnidad (lo que en este caso sería un atenuante).
_Hay un tipo de cine natural del que parece que no hay muchos ejemplos, en el que el sexo se integra naturalmente en la historia, sin alardes ni efectismos pero sin remilgos. Quizá “El imperio de los sentidos” es la mayor muestra de este cine, o la que más ha trascendido, y en cierto modo “El último tango en París” le siga de alguna manera, pero lo que aún no he visto es una historia, digamos por caso “Secretos de un matrimonio” de Bergman, en la que a esa profundidad psicológica se una también la expresión sexual de la pareja. El propio Bergman pensó que así sería lo natural, pero quizá comprendió que se metería en muchos problemas de llegar tan lejos.
_Esto es un llamamiento, cineastas, creen cine natural, no dejen el sexo tan sólo en un reclamo para la taquilla, no marginen el sexo tan sólo para el cine de género sexual, integren en el cine convencional la expresión sexual, como en la vida real.
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