_Nacido en 1935 en Nueva York, Allen Stewart Konigsberg, Woody Allen, empezó en los 50 escribiendo chistes para la prensa neoyorquina, luego para la televisión y al poco tiempo comenzó a hacer monólogos cómicos. Debutó como actor en ¿Qué tal, gatita? (1965) de Clive Donner, y se inició como director en Toma el dinero y corre (1969), y desde entonces este apasionado del mejor cine europeo y del jazz escribe, dirige y suele protagonizar sus propias películas, a un ritmo de casi una película por año.
_Aunque la mayoría son comedias del calibre de Annie Hall (1979), Hannah y sus hermanas (1986), Zelig (1983), Poderosa Afrodita (1995)..., también ha dirigido dramas (incluso con referencias a su admirado Bergman) como Interiores (1978) y su magistral reflexión sobre la importancia del azar Match point (2005).
_A lo largo de su larga, aunque irregular filmografía, sus obsesiones son constantes y reconocibles, así como su ingenio y agudo sentido del humor heredero de la magnífica tradición del humor judío (los Hermanos Marx sin ir más lejos) que va dejando perlas en forma de citas divertidas y lúcidas. Pocos artistas son tan citados en la actualidad como Woody Allen.
_Woody Allen lleva décadas siendo un resquicio de dignidad e inteligencia en el cine americano pero, paradójicamente, su cine es más apreciado en Europa, aunque casi toda su filmografía gira alrededor de su ciudad, Nueva York.
_En su filmografía también sobresalen películas de la maestría de La rosa púrpura del Cairo (1985) y Balas sobre Broadway (1994), aunque probablemente Woody Allen será siempre recordado por la maravillosa Manhattan (1979) cuya existencia justifica la existencia del cine. Manhattan es una obra maestra ya imprescindible en la historia del cine. Y Woody Allen uno de los cineastas sin los que al cine le faltaría algo: una de las cabezas más lúcidas y divertidas de las últimas décadas, aunque Allen afirma que el cerebro es su segundo órgano favorito...
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