Junto a Akira Kurosawa y Yasujirô Ozu, Kenji Mizoguchi (1898-1956) es uno de los grandes maestros del cine japonés clásico. El trío, además, tiene el mérito de haber descubierto el cine nipón a los occidentales.
_Mizoguchi, que es considerado un director de actrices, nació en 1898 en Tokio, en el seno de una familia modesta, y tuvo que ver cómo su hermana mayor era vendida como geisha. Tras la muerte de su madre, el realizador vivió durante una temporada con ella. Quizá fuera esta experiencia la que hizo de él un hombre sensible. Fuera como fuera, sus cintas suelen girar en torno de figuras femeninas oprimidas por la sociedad. Por ejemplo, Vida de Oharu, mujer galante (1952) relata la historia de la hija de una funcionario del templo que en el siglo XVII se enamora de un empleado doméstico, una relación mal vista que conllevará un duro castigo para los amantes. A la protagonista de El intendente Sansho (1954) no le van las cosas mucho mejor: cuando, acompañada de sus dos hijos, se lanza a la búsqueda de su marido, se ve obligada a convertirse en cortesana y acabarán cortándoles los tendones de Aquiles.
_Estos dos filmes, junto a Cuentos de la luna pálida (1953) son las tres grandes obras maestras de un realizador que inició su carrera en 1923 y rodó unas 80 películas. Mizoguchi, que nunca había gozado de buena salud, murió de leucemia en 1956.
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Cine de los 50, Jürgen Müller (Taschen, 2005)
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añadir que...
El cine de Mizoguchi destaca por la sensibilidad con la que retrata sobre todo los caracteres femeninos, pero también por una exigencia estética propia del gran artista que era. Además, como ya ha quedado dicho, era un humanista. Un genio del cine, del que también hay que destacar su obra Los amantes crucificados.
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