_En Occidente, Yasujirô Ozu es considerado el director "más japonés" de todos. Su trabajo se define por dos rasgos: por un lado, el interés por la vida y los problemas de las familias pequeñoburguesas y, por el otro, una cámara prácticamente inmóvil que a duras penas se levanta por encima del suelo y que observa a los personajes sin utilizar recursos técnicos como, por ejemplo, los fundidos.
_Nacido en Tokio en 1903, el joven Ozu se trasladó con su madre al campo, donde creció sin padre. Prefería ir al cine que a la escuela y adoraba las primeras comedias de Hollywood. Entre 1937 y 1939 participó en en la guerra sinojaponesa como soldado de infantería, en 1943 fue destinado a Singapur como miembro de una unidad japonesa de propaganda y se le repatrió en 1946 tras seis meses de prisión. En el Japón de la posguerra vivió su gran momento como director de fama mundial.
_Quien ha visto alguna vez una película de Ozu retiene para siempre las imágenes en la cabeza a pesar de que en la actualidad estemos acostumbrados a un ritmo completamente distinto. Incluso sin ver los títulos de crédito es posible reconocer inmediatamente su estilo. ¿Se puede decir algo mejor sobre un cineasta?.
_Ozu murió de cáncer en Tokio en 1963, un año después del fallecimiento de su madre, a la que nunca abandonó.
Cine de los 50, Jürgen Müller (Taschen, 2005)
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añadir que...
Se puede decir aún algo mejor sobre Ozu como cineasta, que su cine está lleno de humanidad y comprensión, de una belleza serena incluso en los dramas y tristezas de la vida.
Además hay que resaltar algunos títulos como Las hermanas Munakata, o su obra maestra, que suele aparecer en las listas de mejores películas de la historia del cine, Cuentos de Tokio.
Un maestro de una sensibilidad maravillosa.
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