17/8/08

el explicador y la música en las proyecciones de cine mudo

Hasta la consolidación del cine sonoro (al fin la imagen, el sonido, la música y la palabra formando un todo autónomo, una obra con entidad propia) el cine se proyectaba mudo porque carecía de medios para difundir el sonido, la música y la palabra, pero puntuado, celebrado, acompañado e incluso enriquecido por la música que tocaba un pianista o una orquestina en la sala, y por los comentarios, incluso chistes, interpelaciones al público e inventiva de todo tipo, del explicador de la sala.
_El explicador era imprescindible hasta entrados los años 10, aunque su desaparición no fue total hasta la llegada del sonoro. Su importancia incalculable en la proyección era decisiva ya que el cine era generalmente un entretenimiento popular y el índice de analfabetismo era elevado entre las clases trabajadoras, además de que para la mayoría los rótulos incluso eran en otro idioma, dada la cantidad de inmigrantes desconocedores del idioma y las hegemonías en el cine de las primeras décadas.
_El explicador debía contar la historia de manera comprensible y provocar los estados de ánimo que animaban el film. Y frecuentemente, con el mérito y riesgo que conlleva, sin haber tenido la oportunidad de ver el film antes del estreno, dado que no era raro que los rollos de las películas llegaran tarde a las salas y el público los recibiera pataleando, literalmente, por la espera.
_En el mejor de los casos el explicador podía ver la película antes del estreno junto al pianista, o el director de la pequeña orquesta, y preparar juntos la proyección acompañada de la música y de los comentarios.
_La música en las películas más prestigiosas se componía especialmente, aunque incluso en estos casos excepcionales en los que las productoras encargaban partituras originales, sólo se ejecutaban en los estrenos y en los road shows americanos, mientras que luego la película discurría por el mundo según el acompañamiento que la capacidad de improvisación, o la inventiva si se podía preparar antes de la proyección, del pianista o la orquestina de la sala le diera.
_Aunque las productoras a menudo hacían sugerencias musicales lo más probable es que hubiera bastante música anodina que impide el silencio y nada más. En realidad una de las funciones del acompañamiento musical era mitigar ese extraño hecho de una multitud ante unas imágenes en movimiento proyectadas en un inquietante silencio. En el mejor de los casos, claro, la música además enriquecía y enfatizaba el espíritu de la película, al igual que la labor del explicador no sólo podía narrar sino enriquecer la propia película.
_El cine de la época muda en realidad debía ser una experiencia muy distinta a la del cine sonoro en sus inicios y a la experiencia actual de ir al cine, pues entonces el hecho de ir a una sala era asistir a la unión de tres elementos: la proyección de imágenes en movimiento sin sonido, el acompañamiento musical y la voz del explicador. Como es natural, cada vez la película debía ser distinta en cierto modo al haber una acompañamiento musical y un explicador que actuaban en directo. Y cuando el acompañamiento musical y/o el explicador no se adaptaran bien a la proyección, el espectáculo sería pobre o incluso desvirtuaría la naturaleza del film.
_Pero, un pero positivo, es plausible pensar que muchas veces el espectáculo sería un éxito, aunque falta por hacer (o yo la desconozco) una historia, y un tributo, de los grandes explicadores y de los grandes pianistas y pequeñas orquestas que hicieron hablar, cantar y bailar al cine cuando aún no podía dar solo ese gran paso.
_Sirva este pequeño artículo como homenaje a tantos explicadores y músicos sin los que el cine no hubiera podido dar sus primeros y gloriosos pasos en la época muda.
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Por último recomendar un artículo en el que de primera mano un explicador holandés narra su quehacer en aquellos días: "Max Nabarro, explicador. Una voz delante de la pantalla, en Archivos de la filmoteca 25-26, Generalitat Valenciana (1997), distribuye Paidós.
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