27/8/08

películas

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Los cuatro cocos (1929) Joseph Stanley y Robert Florey. La primera película protagonizada por los Hnos. Marx es un tesoro medio escondido, del que rara vez se habla pero que posee el talento irreverente que les hizo imprescindibles ya en nuestras vidas.
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Muchachas de uniforme (1931) Leontine Sagan. Una de las películas más sublimes de su época, este alegato a favor de la pasión, del amor, más allá de las rígidas convenciones y la cortedad de miras, supone un hito en la representación del deseo femenino hacia otras mujeres, pero sobre todo es una película que trasciende las épocas e incluso su argumento (sensual y delicadamente desarrollado con una labor de dirección magistral) alcanzando lo universal a través de lo particular.
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La alegre divorciada (1934) Mark Sandrich. Un gran clásico del musical con la mítica pareja Fred Astaire y Ginger Rogers, magníficos secundarios y una combinación con la comedia muy lograda. Una delicia inolvidable.
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Eternamente tuya (1939) Tay Garnett. Esta película es una de las joyas escondidas en la filmografía de Garnett, con un argumento original, atractivo, que el director sabe llevar sacándole todo el partido posible. Muy bien interpretada, se trata de una comedia muy agradable.
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El arca de oro (1941) George Marshall. Una película que posee ese toque de la comedia americana clásica, alegre y chispeante, con un James Stewart tan apropiado como siempre.
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Latido (1946) Sam Wood. Agradable comedia, que empieza en una academia de carteristas y continúa en ambientes elegantes, con Ginger Rogers, en la que esta actriz tan dotada para la la comedia despliega su don bajo el buen hacer de uno de esos directores a los que hay que reivindicar: Sam Wood.
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Más dura será la caída (1956) Mark Robson. Uno de los clásicos del cine de boxeo, que refleja abiertamente las prácticas sucias y desvergonzadas de las mafias del ring, y que lamentablemente cuenta con la última interpretación del mítico Humphrey Bogart.
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Zorba el griego (1964) Michael Cacoyannis. Momentos inolvidables en la historia del cine coronados por una música ya casi eterna y una interpretación soberbia de Anthony Quinn, en el papel de su vida.
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La mano (1965) Jiri Trnka. La animación suele tenerse por un género orientado al público infantil, pero el maestro Trnka demostró una y otra vez que la animación puede abordar lo que se proponga, incluso la crítica del totalitarismo y las presiones a las que los artistas pueden ser sometidos. Una obra maestra no sólo de la animación sino, en mi opinión, una obra que debería ser (si no lo es ya) declarada Patrimonio de la Humanidad.
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Vampir Cuadecuc (1970) Pere Portabella. Una obra maestra del cine experimental, vanguardista, independiente, rodado a partir del rodaje de "El conde Drácula" por Jess Franco. Pero más allá de lo que alguien puede considerar un precedente ilustre del "making off", esta película fascinante, sugerente, inquietante y arrebatadora es una expresión cinematográfica y metacinematográfica de altura, una reflexión crítica, y no exenta de ironía, sobre el quehacer cinematográfico, con un resultado estético inquietante y sobrecogedor, por momentos irreal de puro fantasmal y alucinante, bordeada además por una banda sonora audaz y transgresora de Carles Santos. Estrenada en el MoMA neoyorquino, con su autor vetado incluso para viajar a la proyección, en España fue prohibida y no se estrenó en tiempos de la dictadura. Sin embargo lleva décadas siendo considerada a nivel mundial (MoMA, Cannes, por Amos Vogel...) una obra de culto y todo un clásico, y merecidamente. Cine para amantes del cine, y ya se sabe que quien puede decir cuanto ama, pequeño amor siente. ¡¡¡Cine vampirizando al propio Drácula!!!
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Mataharis (2007) Icíar Bollaín. Magnífica película con un logrado pulso narrativo, que no decae en todo el metraje, y un guión interesante y original, que abarca mucha vida.
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